Mi Pareja me fue Infiel: ¿Ahora qué?
Cuando alguien es infiel a su pareja, algo se destruye. No hay duda de eso.
La confianza en el otro, la seguridad del terreno que estamos pisando, todo desaparece en el segundo que nos enteramos que hubo tal engaño.
No hay que partir por intentar entender ni preguntarse si podremos perdonar.
Lo primero es dar espacio a que la víctima de la infidelidad haga todas las preguntas que necesite. Poner toda la información sobre la mesa.
Cuándo empezó la infidelidad y cómo, los lugares dónde se encontraban, quién más sabe (uno de los dolores es muchas veces "quedar como la tonta" cuando todos sabían), si sigue el contacto... todo esto y más es necesario saber para poder tomar una decisión sobre si se intentará seguir adelante con la relación o no.
Sólo una vez hecho esto, conociendo dentro de lo posible el nuevo terreno que está pisando, podemos pasar a preguntarnos si es una relación que les interesa reconstruir. De ser así, empieza un camino difícil donde debemos cuidar un delicado equilibrio, a saber, que la persona que fue infiel pueda dar sus razones sin que el otro sienta que se está justificando, sino explicando.
Esta parte es muy importante ya que muchas veces son las razones detrás del hecho lo que determinan las expectativas en el otro sobre la posibilidad de un futuro juntos. Por ejemplo, cuando no hay más razones que "de puro caliente", lógicamente la otra persona puede sentir que el riesgo de una nueva infidelidad estará siempre presente.
Por el contrario, si ha existido un alejamiento entre ellos, si hubo involucrado alcohol u otras sustancias, entre otras razones, la persona puede verlo como algo más puntual y no un riesgo que siempre existirá.
Pero sobre todo, la clave de todo este proceso estará en si se nota arrepentimiento y deseos de hacer méritos en la otra persona. Justificaciones como "todos los hombres son así" o "los seres humanos no estamos hechos para la monogamia, es biología" alejan la posibilidad de un perdón.
Aquí aparece muchas veces lo que la persona siente que falta en la relación, y donde más hay que tener cuidado sobre que no se escuche como justificación, sino como parte del rompecabezas para entender lo que pasó.
Si tras entender lo sucedido, y sabiendo el terreno que se está pisando, la víctima decide intentar reparar junto a su pareja la relación, podemos empezar con la reconstrucción propiamente tal, con el compromiso de que se hará un intento honesto de ello.
En este proceso no sólo se deberá hablar de la infidelidad, sino también empezar a trabajar sobre la relación. Volver a hacer las cosas que disfrutaban, recuperar los buenos momentos conversando sobre ellos, volver a mostrarse cariño físico (al nivel que le sea cómodo a la víctima, por supuesto), empieza a preparar el terreno para volver a caminar juntos.
Todas estas etapas son importantes para que la relación pueda continuar, y la víctima pueda perdonar.
Antes de terminar, sin embargo, debo aclarar un punto que siempre trae confusión en mis pacientes.
Perdonar no es olvidar. La víctima nunca olvidará lo que pasó.
Pero ocupará menos momentos de su día, de su semana, del mes.
Además, perdonar no es algo de 0 o 100 por ciento. De ser así, lo más probable es que nadie perdonaría una infidelidad. Pero yo siempre le digo a los pacientes que si pasamos de un 0% de perdón a un 80%, ya es una avance gigantesco y que permite vivir nuevamente, aunque quede un resto de dolor que no permita perdonar totalmente.
La mayoría de las veces, no es necesario, y tener esa meta absoluta solo vuelve imposible perdonar aunque sea parcialmente.
En resumen, primero vienen todas las preguntas sobre el hecho propiamente tal. Después entender las razones (no justificaciones), y decidir ya con toda esa información si deseamos intentar reconstruir la relación. Solo ahí pasaremos a esa fase, la cual resultará con la recuperación de la confianza y el perdón, aunque no sea total.
"Ya no pongo las manos al fuego por ella" es una frase que uno puede escuchar incluso al finalizar el tratamiento.
Es comprensible, pero afortunadamente no hay fuego presente de manera constante en la relación, por lo que este punto no debería impedir que una relación esté la mayor parte del tiempo bien.
Algo se quebró, pero quizás con la reconstrucción, algo nuevo y hermoso puede aún existir.