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Depresión en Adolescentes

 

Muchas veces los papás de adolescentes me escriben preocupados por una posible depresión en sus hijos. Por lo general, sus temores aparecen cuando observan en ellos un claro desánimo, pero también debemos estar atentos a otras señales.

Una muy importante es la falta de interés (o anhedonia) por las actividades que antes disfrutaban. Esto no significa un mero cambio en sus gustos (que ya no le guste jugar fútbol sino que prefiera la música, por ejemplo), sino que ya no disfrute de ninguna de ellas.

Además de esta anhedonia, otra señal de una posible depresión en adolescentes es que estén irritables prácticamente de manera constante y en mayor medida a lo habitual. Esta irritabilidad puede reemplazar la tristeza que uno espera en la depresión.

Otros indicios más sutiles pueden ser:

 

- Cambios en los hábitos de sueño (dormir mucho más de lo usual para ellos, o que les cueste quedarse dormidos)

- Comentar que se sienten cansados todo el tiempo.

- Cambios de peso bruscos.

- Dificultad en concentrarse

- Sensación de soledad

- Dejar de salir o juntarse con amigos

- Cortes superficiales en el cuerpo (es importante ir a un psicólogo en este caso)

- Deseos de morir (es urgente ir a un psicólogo si es así o incluso si hay dudas al respecto)

 

¿Qué puede estar causando la depresión?

Los factores sociales y ambientales actuales causan depresión en los adolescentes con mucha más frecuencia que los eventos del pasado o predisposiciones genéticas. Por lo mismo, los factores de riesgo más comunes son problemas en las relaciones con otras personas (familia, amigos, pololo o polola), fracasos en el colegio o frustraciones en alguno de sus hobbies, y por supuesto el bullying.

Los adolescentes son más sensibles a conflictos con amigos, como también a sentirse excluidos y ridiculizados, en parte ya que la corteza prefrontal (que ayuda al manejo de las emociones y a la comprensión del mundo) aún está madurando durante la adolescencia. Un problema que a los adultos nos puede parecer menor o pasajero puede ser realmente una tragedia para un adolescente, y si no tomamos en serio su sufrimiento y dolor podemos arrepentirnos después.

¿Qué pueden hacer como padres para ayudar?

Antes de ir a un psicólogo, nunca está de más intentar solucionar las cosas en familia. Por ejemplo, sabemos que la depresión causa muchas veces alteraciones del sueño, pero lo inverso también es cierto: dormir poco o dormir mal, por un tiempo prolongado, puede provocar síntomas similares a los de la depresión o empeorarlos. A fin de cuentas, dormir mal puede traer problemas en la concentración y en la toma de decisiones de los adolescentes, como también hacerlos sentir agotados, lo que causará problemas en su vida diaria —tanto en sus relaciones como en su desempeño académico— que los frustrará y desanimará.

Por otro lado, las personas con depresión muchas veces tienen problemas en el sueño. Les cuesta quedarse dormido ya que empiezan a pensar cosas que les preocupan, y lo mismo les pasa si se despiertan en la mitad de la noche. Al mismo tiempo, no es raro que las personas con depresión se despierten temprano y no logren quedarse dormidos de nuevo por las mismas razones.

Es por eso que una higiene del sueño es necesaria, para que así todos los factores regulados por el sueño hagan contrapeso a la depresión.

Pero, ¿cuánto necesitan dormir los adolescentes? Mucho más de lo que piensan. Nueve horas idealmente. Un cambio en el ciclo circadiano es además usual en ellos: la mayoría se acuesta más tarde y se despierta más tarde que cuando niños. Esto es natural y usual en esta edad. Lamentablemente los colegios no permiten que los adolescentes puedan seguir este ritmo natural propio de la pubertad.

Por lo mismo, será importante ayudarlos a acostarse temprano aún cuando no estén cansados, ya que será la única forma de conseguir las nueve horas de sueño recomendadas para su edad, o el mínimo de ocho. Eso quiere decir que si se levantan a las 6.30 para ir al colegio, máximo a las 22.00 deberían estar acostándose, para estar durmiendo a las 22.30.

Algo que ayuda a los adolescentes a lograr quedarse dormidos cuando se acuestan es que la única actividad que se realice en la cama sea dormir. Además, desde las 18.00 sería bueno evitar el café, chocolate, té, y bebidas cola. Por la luz de las pantallas, que afectan el ciclo circadiano, también es necesario que al menos 30 minutos antes de dormir no vean televisión, celular o computador.

Un horario ideal (pensando en levantarse a las 6.30) entonces sería entonces:

21.30: Hora límite para ver el celular, televisión o computador.

22.00: Irse a acostar, con la luz apagada.

22.30: Quedarse dormido.

 

A veces, con tan sólo arreglar el tema del sueño los síntomas de depresión en adolescentes mejoran de manera considerable. Esto quiere decir que posiblemente no había una psicopatología a la base, sino simplemente un agotamiento que no los dejaba participar de manera regular en su vida diaria.

Sin embargo, hay veces que no hay tiempo para experimentar soluciones en casa y es necesario ir al psicólogo de inmediato, a saber, cuando se están cortando o incluso pensando en matarse.

 

¿Qué hacer si existen cortes autoinfligidos?

Cuando los adolescentes están deprimidos pueden incurrir en conductas que los dañan directa o indirectamente. Un daño directo se refiere usualmente a provocarse cortes superficiales en su cuerpo (brazos o muslos generalmente), pero puede ser también quemarse con cigarrillos o incluso golpearse la cabeza contra la pared o el suelo. Indirectamente se dañan abusando de las drogas o teniendo conductas peligrosas, como tener relaciones sexuales sin protección.

Estas conductas sirven distintos propósitos:

- Sentir cualquier cosa (incluso dolor) en vez del sentimiento negativo del cual intentan escapar.

- Tener el control sobre algo, cuando el resto de la vida parece estar fuera de su control (no eligen el colegio en que pasan gran parte del día, por ejemplo).

- Imitar la conducta de otros, para tener un sentido de pertenencia.

Aunque es comprensible que estas conductas preocupen a los padres, simplemente decirles a sus hijos que se detengan a sus hijos no será útil. No sólo puede ser imposible para ellos parar  si han ocupado este método de lidiar con sus emociones por mucho tiempo, sino que puede aumentar la presión que sienten y empeorar la situación.

 

¿Cómo manejar la ideación suicida?

Si tienes dudas acerca de si tu hijo está pensando en matarse, lo mejor que puedes hacer es preguntárselo directamente. Esto no aumentará el riesgo ni le pondrás ideas en la cabeza. Preguntas como "¿Estás pensando en hacer algo para dejar de existir? o "¿A veces preferirías no estar vivo?" son algunos ejemplos de preguntas directas que invitan a empezar una conversación sobre lo que le está pasando.

 

Si las respuestas te dejan intranquilo, o si tienes cualquier duda de que tu hijo pudiese intentar atentar contra su vida, deberías llevarlo de urgencia a un psicólogo o psiquiatra.

Incluso si el adolescente no quiere ir y dice que no va a hablar en la sesión, llévalo y permítele al profesional manejar la situación. Quizás te sorprenda pero muchos adolescentes sí comienzan a hablar una vez que el psicoterapeuta maneja la sesión de una manera adecuada.

 

Espero que esta información te ayude a lidiar con una potencial depresión en un adolescente. Después de más de diez años atendiendo a jóvenes con depresión y guiando a sus padres en cómo ayudarlos de la mejor manera, les puedo asegurar que es posible salir adelante.

 

Mientras antes empecemos a lidiar con la situación, más fácil será recuperar la alegría de vivir.

Si tienen cualquier pregunta no duden en mandarme un mensaje o pedir una hora en el formulario.

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